Pintura para los niños
Nuestros hijos van a sentirse atraídos por el papel y el lápiz a partir del año y medio. La edad en la que empiecen no va a indicarnos que el niño sea más o menos inteligente, sino que cada uno tiene un ritmo de evolución. Además es muy normal que manejen las dos manos a la vez y que lo hagan de forma indistinta.
En el momento en que vemos que nuestros hijos empiezan a interesarse por los lápices, hay que ofrecerles papeles blancos y de un tamaño grande, porque en esta etapa, el niño aprende a distinguir bien sus trazos, a más tamaño mejor para ejercitar la fuerza y el control sobre el lápiz, y además con fondo blanco mejor contraste con los colores de los lapiceros.
Pintar es muy beneficioso porque mejora su motricidad fina mediante la habilidad manual, favorece la imaginación y creatividad, se evoluciona mentalmente al descubrir sus capacidades. La pintura relaja y con ella el niño va a desahogarse, hay que tener en cuenta que un niño no es capaz de exteriorizar sus sentimientos.
Hay que animarlos a que pinten a menudo porque es un entretenimiento beneficioso.
Nosotros como padres y maestros, debemos mostrarle interés por todo lo que hacen, en este caso por lo que estén pintando, y así vamos a reforzar su autoestima y se sentirán importantes y atendidos.
Les preguntaremos que han dibujado, y mediante sus explicaciones y su interpretación vamos a entender e interpretar sus dibujos, saber cómo piensa y cómo se siente.
La pintura es arte, no debe ser nunca una actividad reiterativa ni estar condicionada a viejos patrones. Felicitémosles siempre por sus obras de arte, porque eso hará que se sientan más unidos a nosotros.
Podemos interpretar lo que pintan nuestros hijos si:
Si el niño dibuja y sitúa sus garabatos abajo y a la izquierda, expresa que el niño quiere seguir siendo pequeño; arriba y a la derecha afán de autonomía. Los que dibujan llenando toda la hoja, expresan extroversión y en pequeñito lo contrario, introversión.
Cuando el niño elige para pintar colores como el verde, amarillo, naranja o rosa, se siente alegre; el rojo denota energía; y denotará tristeza o apatía si usa tonos como el gris, negro, marrón… Los trazos angulosos expresan genio, fuerza, impulsividad, y los curvos un carácter armonioso. Si esos trazos están muy marcados indicarán nervio y enfado; los firmes y regulares confianza, relajación y bienestar; y los más débiles inseguridad o falta de práctica.
No obstante, para sacar conclusiones, debemos fijarnos en que sea algo continuo, que no cambia sus formas dibujando y que no es algo puntual de unos días.
Pintar es, sin duda, de las actividades más amenas e instructivas para los niños.
Imagen adjunta. Zoe García-salazar Rodríguez. 2010-2011, (3-4 años)